Asociación de Padres Alejados de sus hijos
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Estadísticas
sobre denuncias erróneas o falsas
Autora:
Lic. Susana Pedrosa de Álvarez
Como si esto no fuera poco, se agrega el problema de
que no se pueden precisar la cantidad de casos de abuso sexual real que
reciben asistencia psicoterapéutica pero que
no se denuncian, ya que muchas veces las propias víctimas sienten el
acceso al sistema Jurídico como una revictimización.
Tampoco los estudios han podido discriminar entre los diferentes
mecanismos de falsa denuncia , malinterpretación parental, malinterpretación
del propio niño, sugestión parental ,iatrogenia,
sobre-estimulación sexual, etc (AACAP,1993 ) y los correspondientes
porcentajes. El problema se complejiza aún más, en un mismo caso pueden
confluir varios de estos mecanismos y no es posible delimitar una única relación
causal. Lo que están empezando a mostrar los estudios empíricos es la relación
entre las denuncias erróneas y el papel de los profesionales de la salud mental
( Ceci & Bruck, 1995 ; A.P.A
1998 ; ACAP,1993; y otros)
Es incuestionable que los
delitos contra la integridad sexual de los niños aumentan junto con la exclusión
social, con la prostitución infantil y el abandono paterno y que son unos de
los problemas más graves para
la salud infantil en la actualidad y merecen atención de las autoridades
y repudio por parte de la Sociedad. También deberá considerarse como parte del
problema a los casos de falsos positivos de abuso, o lo que nosotros denominamos
denuncias erróneas porque es posible prevenirlas y evitar que muchas familias
sufran sus consecuencias que resultan tan graves como la tragedia del abuso
sexual infantil.
Como veremos en el caso McMartin, es posible que el mayor porcentaje de
denuncias erróneas las generen, sin proponérselo,
los propios profesionales a través de técnicas de entrevistas
inadecuadas. O los interrogatorios de
padres demasiados ansiosos mediante mecanismos de sugestión parental, tan
inintencionales como determinantes (ACAP, 1993). Y que no sean denuncias
“prefabricadas” premeditadamente para perjudicar a un tercero sino el efecto
de terapias sugestivas o de la proyección de los sentimientos y conflictos no
resueltos del divorcio en el padre no-conviviente. Es más, las denuncias
prefabricadas intencionalmente son relativamente escasas
oscilan dos entre el 5% ( Faller
1990) al 6% (Jones y Mc.Graw
,1987.) En este tópico, el de la
mentira deliberada hay congruencia entre investigaciones.
¿Qué sucede en nuestro país? El vacío de estadísticas confiables no
puede determinar la cantidad de casos de abuso sexual. Tampoco es
posible acceder a las bases
de datos en que se fundamentan los guarismos. Especialmente porque el análisis
de la cantidad de casos se realiza
mediante llamadas telefónicas y se equipara cantidad de llamadas con cantidad
de casos verificados. Metodología muy cuestionada por su gran margen de error.
Por ejemplo, una persona que consulta por un caso de abuso sexual infantil
puede llamar varias veces y un mismo caso se contabiliza según la
cantidad de llamadas, que pueden ser dos, tres, o más. (Wexler,1995)
A
continuación, me referiré a una
trabajo publicado por la ASOCIACION AMERICANA DE PSICOLOGOS, que coincide con
nuestra valoración del problema. ( AMERICAN PSYCHOLOGICAL
ASSOCIATION- Peligro en la Corte. Un análisis científico del testimonio
infantil, pp.2,4).
¿
Qué dicen los estudios sobre las falsas
denuncias?
“... Por otra parte,
algunos investigadores reservan la designación “informes falsos” para
aquellos casos donde hay un intento deliberado y malicioso de producir una
denuncia falsa...” Esta es la
tendencia en nuestro país
“...Aunque estos casos pueden
designarse como informes falsos, estos no son los únicos.
Las falsas denuncias también ocurren como el resultado tanto de procesos
de coacción intencionales como no
intencionales, por mal interpretación de los eventos, y técnicas de
entrevistas deficientes .Como hemos demostrado más arriba, las interpretaciones
sobre la prevalencia y sobre los datos cambian de acuerdo a como se defina la
denuncia falsa.
En uno de los más grandes y más
citados estudios, se revisó la ubicación geográfica de 576 casos informados
de abuso sexual en Denver durante un año. El 53 % de estos caos fueron
clasificados como “con indicios”, el 23% fueron juzgados como
“infundados”, y el 24% de los casos no contenían suficiente información
como para hacer un juicio clínico claro.
Posteriores análisis de los casos
infundados revelaron que éstos podrían ser categorizados tanto como intentos
deliberados / maliciosos de hacer una falsa acusación ( 6% de los casos) o
informes realizados de buena fe pero que
eran incorrectos ( 17% de todos los casos).
Basándose en estos datos, algunos
concluyeron que solo una muy pequeña proporción de informes eran falsos ( 6%).
Esta figura del 6% ha sido repetidamente ofrecida en la corte por los peritos.
Tengan en consideración el siguiente testimonio dado por un psicólogo clínico
que evaluó la credibilidad de un niño de 9 años. :
Abogado: Qué le dicta su experiencia
general en esta área?
Psicólogo: Mi experiencia general es
que los niños no hacen tales historias de (de sexo anal) y los investigadores
dicen que solo en el 5% de los casos las denuncias no son verdaderas. ( El
Estado Vs. Geyman,1986,p.476)
Sin embargo esta es una deformación
de los datos porque el porcentaje de informes falsos es del 23%. El 6% corresponde a mentiras
deliberadas, pero el restante 17% están entre aquellas mentiras que pueden ser
en realidad honestos errores. Y
estos errores pueden causar mucho daño.
Otros estudios han dado menores
porcentajes de falsas denuncias. Basados en informes de trabajadores sociales,
Everson y Boat ( 1989) estimaron que las falsas denuncias eran menos probables
en los informes de las adolescentes ( el 8 % fueron consideradas falsas) en
comparación de las denuncias que comprendían a niños de menos de seis años.
( solo el 2% de estos informes fueron considerados como falsos)
Pero
de acuerdo a los criterios que fueron utilizados para clasificar como
falsos los informes, nosotros sentimos que estos porcentajes pueden haber sido
infravalorados. Aunque nosotros no hemos tenido acceso a los datos originales,
parece que los “falsos
informes” fueron aquellos que fueron juzgados como “mentiras intencionales y
deliberadas”.
Estos porcentajes pueden no
haber incluido aquellos casos que fueron al inicio considerados como
probados pero que después de posteriores investigaciones se encontró
que eran el resultado de una astuta coacción de los adultos o de otras técnicas
de entrevistas incorrectas, lo cual podría elevar considerablemente el
porcentaje de falsas denuncias...” ( Ob.cit.pp.31)
Yendo
al aspecto que más nos interesa; el
grupo en el cual surge un mayor número de denuncias erróneas, es
decir, las denuncias en el contexto de los litigios por Régimen de
visitas y tenencia, las investigaciones reseñan:
“... Muchos de los
estudios de falsas denuncias se han enfocado en los casos de
custodias disputadas, las cuales generan dos temas relacionados. Primero,
¿los porcentajes de denuncias
de abuso sexual son elevados en las familias implicadas en litigios por
tenencia? La respuesta parece ser sí. Thoenes y Tjaden ( 1990) contó
el número de denuncias de abuso sexual en un amplio grupo de familias
involucradas en disputas por visita y tenencia. En las 9.000 familias
involucradas en tales disputas, existían 209 denuncias de abuso sexual. Los
autores sacaron la conclusión de que el porcentaje de denuncia de este grupo
era seis veces mayor que lo observado en el Estudio de Incidencia Nacional (
Centro Nacional de Abuso y Negligencia Infantil, 1988).
El segundo tema
relacionado a los casos de tenencias
es si los porcentajes de denuncias falsas son desproporcionadamente altas.
Algunos argumentan que los elevados porcentajes
de abuso denunciado en las familias divorciadas, reflejan altos porcentajes de
falsas denuncias que son consecuencia del estrés del divorcio y de los litigios
por custodia...” (...)
“.... Benedeck y Schetky (
1985) estudiaron a 18 niños derivados por abuso sexual en litigios por tenencia
y visita. Después de evaluados, 10 de los 18 casos fueron encontrados
infundados. Los casos infundados fueron situaciones en las cuales el adulto es
quien hace la denuncia y no hay revelación por parte del niño o que había
deliberadamente coaccionado al niño. En base a su revisión de casos clínicos
involucrando denuncias de abuso sexual, Paradise, Rostain y Nathanson ( 1988)
concluyó que eran más las falsas denuncias entre los niños involucrados en disputas por tenencia que lo nos implicados en tales litigios
(5% de los informes de estos niños no fueron comprobados)
Dos estudios recientes han incluido
grupos de estudio mayores y los autores de ambos han coincidido...”
Los
estudios de Thoennes
en cinco servicios diferentes revelaron un consenso general de que las denuncias de abuso sexual durante litigios de
tenencia o de visitas ocurrían en "un
pequeño pero creciente número de casos”
(Thoennes & Pearson, 1988a). Estimando que las acusaciones se
presentaban en el 2%
con un rango de ocurrencia entre diferentes cortes estatales que
oscilaron entre el 1% al 8%). En ese momento, había aproximadamente un millón de casos de divorcio
por año. El 55% o sea 550,000
casos incluían a niños menores.
El 15% de estos casos (82,500)
terminaron en la corte debido a disputas por tenencia o por visitas. Por lo
tanto, si trasladamos ese 2%
encontramos que habían cerca de 1,650
casos de denuncia de abuso sexual
anuales en el contexto de los litigios..
En USA la frecuencia actual pude ser mayor
que la que Thoemes estimó. Guyer y Ash (1986) notaron un marcado aumento
en el número de denuncias de abuso sexual en el contexto de los litigios por
tenencia o por régimen de visita: el 33% de 400
evaluaciones ordenadas por la corte en los últimos 5 años. Los mismos
abogados destacaron que estaban manejando más casos (Fisk, 1989; Kaser-Boyd,
1988). Ekman (1989) y los informes
de algunos jueces sobre abuso sexual, se presentaban en el 10% o más de todas
las disputas por tenencia. Raskin en sus estudios sobre el polígrafo, informó
que después de 1974 sus exámenes del testimonio de
acusados de abuso habían aumentado en su testeo de veracidad ( o de
inocencia) desde el 50% en el período
1974-82 al 79% de veracidad en los años 1983-87. La mayoría de los testimonios
veraces ocurrían en las disputas por tenencia o por régimen de visitas (Raskin
& Yuille, 1989).
Hay desacuerdo sobre la proporción de denuncias erróneas. Sus
porcentajes van del 20% al 80%. Thoennes informó que en el 33% de los casos de
su servicio no había ocurrido el abuso. Fue considerado probable en el 50%, y,
en el 17% no se pudo hacer ninguna determinación (Thoennes & Pearson 1
988a, 1 988b; Thoennes & Tjaden, 1990). Sin embargo, el estudio tiene una
seria limitación: el criterio de determinación
fué la opinión de los evaluadores y
no la decisión del sistema de justicia.
En casi 500 casos de
supuestos abusos sexuales donde trabajaron Wakefield, H., & Underwager en el
período 1990- 1996, el 40% fueron litigios
por custodia y por visitas. En las tres cuartas partes no se hallaron indicios
de abuso. Es decir, los cargos fueron retirados, nunca
aceptados en la corte o fueron desestimados por la Justicia.
Dwyer (1986) encontró estadísticas similares, el 77% de las denuncias
de abuso en el contexto del Programa de Sexualidad Humana de la Universidad de
Harvard, se habían considerado erróneas. Esta conclusión se basó en la opinión
del staff de que las denuncias no eran confiables.
Estos números deben ser manejados prudentemente y no debe llevarnos a la
conclusión de que toda denuncia en el contexto de un litigio por tenencia o por
visitas debe ser considerada falsa. Pero muestran
que hay un número desproporcionadamente alto de denuncias erróneas.
Los
Protocolos de evaluación expedidos por la ACADEMIA AMERICANA DE PSIQUIATRIA
INFANTIL Y ADOLESCENCIA, los de evaluación para casos de litigios por tenencia
y régimen de visitas y otros consideran explícitamente el tema de las
denuncias de abuso sexual erróneas en el contexto de un litigio por tenencia y
por régimen de visitas.
Si
en USA los autores empiezan a notar el impacto de las primeras denuncias erróneas
en el contexto de los litigios por divorcio en 1981 ( Blush & Ross,1990) .En
nuestro país, el fenómeno es más reciente y data del año 1993 e irrumpen,
igual que en el país del Norte en el contexto de los divorcios conflictivos,
los litigios por mayor tiempo de crianza compartida por parte del padre que no
ejerce la tenencia y en los litigios por tenencia.
Pero
la experiencia del país del Norte parece no haber sido comprendida por los
profesionales de nuestra nación, que en su mayoría, por una parte, adhieren a los cuestionables estudios de Faller sobre las
denuncias en el contexto de los litigios por divorcio que establece que la
proporción de denuncias falsas o erróneas es bajo. Y por la otra, están en un
franco desconocimiento de otros estudios específicos sobre la gran proporción
de falsas denuncias o denuncias erróneas y sus mecanismos.
El estudio de Faller (1990a) se basó en su experiencia clínica con 196
padres biológicos, padres no custodios y padrastros. Los padres no custodios
habían sido acusados de abuso sexual durante las visitas, luego de la separación.
El mayor defecto del estudio de Faller se
relaciona a los criterios que utilizó para determinar cuales denuncias eran
verdaderas y cuales no lo eran.
Uno de los criterios de confirmación válidos
para determinar la veracidad de un posible abuso es la confesión del supuesto
ofensor. En el estudio de Faller,
aunque la mitad de los padrastros y
padres biológicos que vivían con sus hijos admitieron el abuso, solo el
20% de los padres no
custodios lo admitieron. Sin embargo esos casos se "validaron,"
y Faller no consideró que
en estos casos la denuncia de abuso pudiera ser errónea Tampoco explicitó qué
considera como abuso “validado” . Es la opinión subjetiva del profesional
que investiga? Es la corroboración del caso, mediante confirmación de una
variable externa al investigador como la propia admisión del abusador? Es la
simple sospecha del padre conviviente? Es la opinión personal de Faller, etc.?
Algunos abusos se validaron sobre la base de un criterio ( confesión ) y
otros se validaron sobre la base de la ausencia del mismo criterio? . Cuando el
único criterio de realidad del supuesto abuso es la opinión subjetiva del
profesional de la salud mental, no se pueden sostener criterios científicos
ni establecer el posible margen de error (Levine & Battistoni, 1991). Por lo
tanto es muy posible que un gran número de falsas denuncias pudieran estar
presentes en el 80% de los casos en los cuales los padres no custodios no
admitieron el abuso. Cualquier estudio que utilice estos dudosos criterios de
validez debería ser analizado con suma prudencia
(Meehl, 1989).
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El tema de las estadísticas de denuncias de abuso sexual es muy controvertido. En Estados Unidos, donde existe un verdadero culto a las estadísticas, los investigadores no han podido llegar a resultados numéricos coincidentes que puedan indicar el porcentaje de denuncias erróneas o falsas. . Es decir, los estudios llegan a cifras muy divergentes que oscilan entre el 6% ( Faller, 1989) al 80% (Wakefield, H. & Underwager, R.,1996 ).Lo que determina que, por lo tanto, los estudios no sean confiables.
Como si esto no fuera poco, se agrega el problema de que no se pueden precisar la cantidad de casos de abuso sexual real que reciben asistencia psicoterapéutica pero que no se denuncian, ya que muchas veces las propias víctimas sienten el acceso al sistema Jurídico como una revictimización.
Tampoco los estudios han podido discriminar entre los diferentes mecanismos de falsa denuncia , malinterpretación parental, malinterpretación del propio niño, sugestión parental ,iatrogenia, sobre-estimulación sexual, etc (AACAP,1993 ) y los correspondientes porcentajes. El problema se complejiza aún más, en un mismo caso pueden confluir varios de estos mecanismos y no es posible delimitar una única relación causal. Lo que están empezando a mostrar los estudios empíricos es la relación entre las denuncias erróneas y el papel de los profesionales de la salud mental ( Ceci & Bruck, 1995 ; A.P.A 1998 ; ACAP,1993; y otros)
Es incuestionable que los delitos contra la integridad sexual de los niños aumentan junto con la exclusión social, con la prostitución infantil y el abandono paterno y que son unos de los problemas más graves para la salud infantil en la actualidad y merecen atención de las autoridades y repudio por parte de la Sociedad. También deberá considerarse como parte del problema a los casos de falsos positivos de abuso, o lo que nosotros denominamos denuncias erróneas porque es posible prevenirlas y evitar que muchas familias sufran sus consecuencias que resultan tan graves como la tragedia del abuso sexual infantil.
Como veremos en el caso McMartin, es posible que el mayor porcentaje de denuncias erróneas las generen, sin proponérselo, los propios profesionales a través de técnicas de entrevistas inadecuadas. O los interrogatorios de padres demasiados ansiosos mediante mecanismos de sugestión parental, tan inintencionales como determinantes (ACAP, 1993). Y que no sean denuncias “prefabricadas” premeditadamente para perjudicar a un tercero sino el efecto de terapias sugestivas o de la proyección de los sentimientos y conflictos no resueltos del divorcio en el padre no-conviviente. Es más, las denuncias prefabricadas intencionalmente son relativamente escasas oscilan dos entre el 5% ( Faller 1990) al 6% (Jones y Mc.Graw ,1987.) En este tópico, el de la mentira deliberada hay congruencia entre investigaciones.
¿Qué sucede en nuestro país? El vacío de estadísticas confiables no puede determinar la cantidad de casos de abuso sexual. Tampoco es posible acceder a las bases de datos en que se fundamentan los guarismos. Especialmente porque el análisis de la cantidad de casos se realiza mediante llamadas telefónicas y se equipara cantidad de llamadas con cantidad de casos verificados. Metodología muy cuestionada por su gran margen de error. Por ejemplo, una persona que consulta por un caso de abuso sexual infantil puede llamar varias veces y un mismo caso se contabiliza según la cantidad de llamadas, que pueden ser dos, tres, o más. (Wexler,1995)
A continuación, me referiré a una trabajo publicado por la ASOCIACION AMERICANA DE PSICOLOGOS, que coincide con nuestra valoración del problema. ( AMERICAN PSYCHOLOGICAL ASSOCIATION- Peligro en la Corte. Un análisis científico del testimonio infantil, pp.2,4).
¿ Qué dicen los estudios sobre las falsas denuncias?
“... Por otra parte, algunos investigadores reservan la designación “informes falsos” para aquellos casos donde hay un intento deliberado y malicioso de producir una denuncia falsa...” Esta es la tendencia en nuestro país
“...Aunque estos casos pueden designarse como informes falsos, estos no son los únicos. Las falsas denuncias también ocurren como el resultado tanto de procesos de coacción intencionales como no intencionales, por mal interpretación de los eventos, y técnicas de entrevistas deficientes .Como hemos demostrado más arriba, las interpretaciones sobre la prevalencia y sobre los datos cambian de acuerdo a como se defina la denuncia falsa.
En uno de los más grandes y más citados estudios, se revisó la ubicación geográfica de 576 casos informados de abuso sexual en Denver durante un año. El 53 % de estos caos fueron clasificados como “con indicios”, el 23% fueron juzgados como “infundados”, y el 24% de los casos no contenían suficiente información como para hacer un juicio clínico claro.
Posteriores análisis de los casos infundados revelaron que éstos podrían ser categorizados tanto como intentos deliberados / maliciosos de hacer una falsa acusación ( 6% de los casos) o informes realizados de buena fe pero que eran incorrectos ( 17% de todos los casos).
Basándose en estos datos, algunos concluyeron que solo una muy pequeña proporción de informes eran falsos ( 6%). Esta figura del 6% ha sido repetidamente ofrecida en la corte por los peritos. Tengan en consideración el siguiente testimonio dado por un psicólogo clínico que evaluó la credibilidad de un niño de 9 años. :
Abogado: Qué le dicta su experiencia general en esta área?
Psicólogo: Mi experiencia general es que los niños no hacen tales historias de (de sexo anal) y los investigadores dicen que solo en el 5% de los casos las denuncias no son verdaderas. ( El Estado Vs. Geyman,1986,p.476)
Sin embargo esta es una deformación de los datos porque el porcentaje de informes falsos es del 23%. El 6% corresponde a mentiras deliberadas, pero el restante 17% están entre aquellas mentiras que pueden ser en realidad honestos errores. Y estos errores pueden causar mucho daño.
Otros estudios han dado menores porcentajes de falsas denuncias. Basados en informes de trabajadores sociales, Everson y Boat ( 1989) estimaron que las falsas denuncias eran menos probables en los informes de las adolescentes ( el 8 % fueron consideradas falsas) en comparación de las denuncias que comprendían a niños de menos de seis años. ( solo el 2% de estos informes fueron considerados como falsos)
Pero de acuerdo a los criterios que fueron utilizados para clasificar como falsos los informes, nosotros sentimos que estos porcentajes pueden haber sido infravalorados. Aunque nosotros no hemos tenido acceso a los datos originales, parece que los “falsos informes” fueron aquellos que fueron juzgados como “mentiras intencionales y deliberadas”.
Estos
porcentajes pueden no haber incluido aquellos casos que fueron al inicio
considerados como probados pero que
después de posteriores investigaciones se encontró que eran el resultado de
una astuta coacción de los adultos o de otras técnicas de entrevistas
incorrectas, lo cual podría elevar considerablemente el porcentaje de falsas
denuncias...” ( Ob.cit.pp.31)
Yendo al aspecto que más nos interesa; el grupo en el cual surge un mayor número de denuncias erróneas, es decir, las denuncias en el contexto de los litigios por Régimen de visitas y tenencia, las investigaciones reseñan:
“... Muchos de los estudios de falsas denuncias se han enfocado en los casos de custodias disputadas, las cuales generan dos temas relacionados. Primero, ¿los porcentajes de denuncias de abuso sexual son elevados en las familias implicadas en litigios por tenencia? La respuesta parece ser sí. Thoenes y Tjaden ( 1990) contó el número de denuncias de abuso sexual en un amplio grupo de familias involucradas en disputas por visita y tenencia. En las 9.000 familias involucradas en tales disputas, existían 209 denuncias de abuso sexual. Los autores sacaron la conclusión de que el porcentaje de denuncia de este grupo era seis veces mayor que lo observado en el Estudio de Incidencia Nacional ( Centro Nacional de Abuso y Negligencia Infantil, 1988).
El segundo tema relacionado a los casos de tenencias es si los porcentajes de denuncias falsas son desproporcionadamente altas. Algunos argumentan que los elevados porcentajes de abuso denunciado en las familias divorciadas, reflejan altos porcentajes de falsas denuncias que son consecuencia del estrés del divorcio y de los litigios por custodia...” (...)
“.... Benedeck y Schetky ( 1985) estudiaron a 18 niños derivados por abuso sexual en litigios por tenencia y visita. Después de evaluados, 10 de los 18 casos fueron encontrados infundados. Los casos infundados fueron situaciones en las cuales el adulto es quien hace la denuncia y no hay revelación por parte del niño o que había deliberadamente coaccionado al niño. En base a su revisión de casos clínicos involucrando denuncias de abuso sexual, Paradise, Rostain y Nathanson ( 1988) concluyó que eran más las falsas denuncias entre los niños involucrados en disputas por tenencia que lo nos implicados en tales litigios (5% de los informes de estos niños no fueron comprobados)
Dos estudios recientes han incluido grupos de estudio mayores y los autores de ambos han coincidido...”
Los estudios de Thoennes en cinco servicios diferentes revelaron un consenso general de que las denuncias de abuso sexual durante litigios de tenencia o de visitas ocurrían en "un pequeño pero creciente número de casos” (Thoennes & Pearson, 1988a). Estimando que las acusaciones se presentaban en el 2% con un rango de ocurrencia entre diferentes cortes estatales que oscilaron entre el 1% al 8%). En ese momento, había aproximadamente un millón de casos de divorcio por año. El 55% o sea 550,000 casos incluían a niños menores. El 15% de estos casos (82,500) terminaron en la corte debido a disputas por tenencia o por visitas. Por lo tanto, si trasladamos ese 2% encontramos que habían cerca de 1,650 casos de denuncia de abuso sexual anuales en el contexto de los litigios..
En USA la frecuencia actual pude ser mayor que la que Thoemes estimó. Guyer y Ash (1986) notaron un marcado aumento en el número de denuncias de abuso sexual en el contexto de los litigios por tenencia o por régimen de visita: el 33% de 400 evaluaciones ordenadas por la corte en los últimos 5 años. Los mismos abogados destacaron que estaban manejando más casos (Fisk, 1989; Kaser-Boyd, 1988). Ekman (1989) y los informes de algunos jueces sobre abuso sexual, se presentaban en el 10% o más de todas las disputas por tenencia. Raskin en sus estudios sobre el polígrafo, informó que después de 1974 sus exámenes del testimonio de acusados de abuso habían aumentado en su testeo de veracidad ( o de inocencia) desde el 50% en el período 1974-82 al 79% de veracidad en los años 1983-87. La mayoría de los testimonios veraces ocurrían en las disputas por tenencia o por régimen de visitas (Raskin & Yuille, 1989).
Hay desacuerdo sobre la proporción de denuncias erróneas. Sus porcentajes van del 20% al 80%. Thoennes informó que en el 33% de los casos de su servicio no había ocurrido el abuso. Fue considerado probable en el 50%, y, en el 17% no se pudo hacer ninguna determinación (Thoennes & Pearson 1 988a, 1 988b; Thoennes & Tjaden, 1990). Sin embargo, el estudio tiene una seria limitación: el criterio de determinación fué la opinión de los evaluadores y no la decisión del sistema de justicia.
En casi 500 casos de supuestos abusos sexuales donde trabajaron Wakefield, H., & Underwager en el período 1990- 1996, el 40% fueron litigios por custodia y por visitas. En las tres cuartas partes no se hallaron indicios de abuso. Es decir, los cargos fueron retirados, nunca aceptados en la corte o fueron desestimados por la Justicia.
Dwyer (1986) encontró estadísticas similares, el 77% de las denuncias de abuso en el contexto del Programa de Sexualidad Humana de la Universidad de Harvard, se habían considerado erróneas. Esta conclusión se basó en la opinión del staff de que las denuncias no eran confiables.
Estos números deben ser manejados prudentemente y no debe llevarnos a la conclusión de que toda denuncia en el contexto de un litigio por tenencia o por visitas debe ser considerada falsa. Pero muestran que hay un número desproporcionadamente alto de denuncias erróneas.
Los Protocolos de evaluación expedidos por la ACADEMIA AMERICANA DE PSIQUIATRIA INFANTIL Y ADOLESCENCIA, los de evaluación para casos de litigios por tenencia y régimen de visitas y otros consideran explícitamente el tema de las denuncias de abuso sexual erróneas en el contexto de un litigio por tenencia y por régimen de visitas.
Si en USA los autores empiezan a notar el impacto de las primeras denuncias erróneas en el contexto de los litigios por divorcio en 1981 ( Blush & Ross,1990) .En nuestro país, el fenómeno es más reciente y data del año 1993 e irrumpen, igual que en el país del Norte en el contexto de los divorcios conflictivos, los litigios por mayor tiempo de crianza compartida por parte del padre que no ejerce la tenencia y en los litigios por tenencia.
Pero la experiencia del país del Norte parece no haber sido comprendida por los profesionales de nuestra nación, que en su mayoría, por una parte, adhieren a los cuestionables estudios de Faller sobre las denuncias en el contexto de los litigios por divorcio que establece que la proporción de denuncias falsas o erróneas es bajo. Y por la otra, están en un franco desconocimiento de otros estudios específicos sobre la gran proporción de falsas denuncias o denuncias erróneas y sus mecanismos.
El estudio de Faller (1990a) se basó en su experiencia clínica con 196 padres biológicos, padres no custodios y padrastros. Los padres no custodios habían sido acusados de abuso sexual durante las visitas, luego de la separación. El mayor defecto del estudio de Faller se relaciona a los criterios que utilizó para determinar cuales denuncias eran verdaderas y cuales no lo eran.
Uno de los criterios de confirmación válidos para determinar la veracidad de un posible abuso es la confesión del supuesto ofensor. En el estudio de Faller, aunque la mitad de los padrastros y padres biológicos que vivían con sus hijos admitieron el abuso, solo el 20% de los padres no custodios lo admitieron. Sin embargo esos casos se "validaron," y Faller no consideró que en estos casos la denuncia de abuso pudiera ser errónea Tampoco explicitó qué considera como abuso “validado” . Es la opinión subjetiva del profesional que investiga? Es la corroboración del caso, mediante confirmación de una variable externa al investigador como la propia admisión del abusador? Es la simple sospecha del padre conviviente? Es la opinión personal de Faller, etc.? Algunos abusos se validaron sobre la base de un criterio ( confesión ) y otros se validaron sobre la base de la ausencia del mismo criterio? . Cuando el único criterio de realidad del supuesto abuso es la opinión subjetiva del profesional de la salud mental, no se pueden sostener criterios científicos ni establecer el posible margen de error (Levine & Battistoni, 1991). Por lo tanto es muy posible que un gran número de falsas denuncias pudieran estar presentes en el 80% de los casos en los cuales los padres no custodios no admitieron el abuso. Cualquier estudio que utilice estos dudosos criterios de validez debería ser analizado con suma prudencia (Meehl, 1989).
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