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EL DRAMA DEL NIÑO FRENTE A LA RUPTURA FAMILIAR
Denise María Perissini da Silva
Psicóloga clínica, asistente técnica jurídica y mediadora familiar.
En los procesos judiciales de separación o divorcio que envuelven cuestiones de
guarda y custodia de hijos, o modificaciones de custodia, o aun de reglamentación
de visitas, es corriente que el progenitor sin-custodia (en general el padre) se
queje de que el progenitor con-custodia (en general la madre) dificulte o impida
las visitas a los hijos, bajo las más variadas alegaciones, en la mayoría de
los casos infundadas y absurdas. Cuando esto ocurre, el niño vive un drama ante
la ruptura familiar, y se establece un fenómeno cuyo nombre es nuevo, pero cuya
situación es más corriente de lo que se puede imaginar: el Síndrome de la
Alienación Parental (SAP).
Según el psiquiatra norteamericano Richard Gardner (1998), la Alienación
Parental es un proceso que consiste en programar un niño para que odie a uno de
sus progenitores (el progenitor sin-custodia) sin justificación, bajo la
influencia del otro progenitor (el progenitor con-custodia), con el que el niño
mantiene un vínculo de dependencia afectiva y establece un pacto de lealtad
inconsciente. Cuando este síndrome se instala, el vínculo del niño con el
progenitor alienado (sin-custodia) se destruye irremediablemente. Pero para que
este cuadro pueda verdaderamente producirse, es necesario estar seguro de que el
progenitor alienado no merezca bajo ningún concepto ser rechazado y odiado por
el niño como consecuencia de comportamientos tan despreciables.
Aunque la denominación del Síndrome de Alienación Parental sea reciente (data
de 1998), el fenómeno es frecuente en las separaciones en lo concerniente a las
visitas, sobre pensión alimenticia y custodia de los hijos.
El progenitor alienado, que el niño aprende a odiar influenciado por el
progenitor alienador, pasa a ser un extraño para él; mientras tanto, se
configura el progenitor alienador como modelo, patológico, mal adaptado y con
disfunciones. De ahí en adelante el niño tiende a reproducir la misma patología
psicológica que el progenitor alienador, y ofrece su propia contribución para
la destrucción del vínculo.
El progenitor alienador es muchas veces una figura súper protectora. Puede
estar ciego de rabia o animado por un espíritu de venganza provocado por la
envidia o por la cólera. Generalmente se muestra como la víctima de un
tratamiento injusto y cruel por parte del otro progenitor, del cuál intenta
vengarse haciendo creer a los hijos que aquél no es mecedor de ningún afecto.
En ciertas circunstancias puede adoptar actitudes engañosas como "hacer el
esfuerzo" para que exista contacto entre los hijos y el progenitor
alienado, o "sorprenderse" por la actitud de éstos cuando manifiestan
oposición hacia el progenitor ausente.
El progenitor alienador tiene una enorme dificultad para individualizar, esto
es, para reconocer en sus hijos seres humanos independientes de sí mismo. En
consecuencia podría decirse que su objetivo consiste en poseer el control total
sobre ellos y destruir su relación con el progenitor ausente.
El progenitor alienador podrá verbalizar las siguientes frases abajo
relacionadas, conjunta o separadamente, que se tornan fuertes indicios de la
instalación del Síndrome de Alienación Parental (SAP):
"Cuidado al salir con tu padre (o madre). Él (ella) quiere alejarte de mí"
" Tu padre (madre) os ha abandonado"
" Tu padre me amenaza, me persigue constantemente".
" Tu padre no nos deja en paz, llama continuamente por teléfono".
" Tu padre es despreciable, vago, inútil..."
" Vosotros deberíais avergonzaros de vuestro padre"
"Cuidado con vuestro padre, él puede abusar de vosotros"
" Me quedo desesperada cuando sales con tu padre"
" Tu padre es muy violento, te puede pegar"
Los efectos en los niños víctimas del síndrome de Alienación Parental pueden
ser: depresión crónica, incapacidad para adaptarse a los ambientes sociales,
trastornos de identidad y de imagen, desesperación, tendencia al aislamiento,
comportamiento hostil, falta de organización, consumo de alcohol y/o drogas y
algunas veces suicidios u otros trastornos psiquiátricos. Pueden darse también
sentimientos incontrolables de culpabilidad cuando el niño, una vez adulto,
constata que fue cómplice inconsciente de una gran injusticia hacia el
progenitor alienado.
En las familias que presentan disfunciones graves, el síndrome puede persistir
durante varias generaciones. El progenitor alienador es apoyado por sus
familiares, lo que refuerza su sentimiento de ser poseedor de la verdad; por
otro lado, los familiares del progenitor alienador se sienten cohibidos para
oponerse a sus objetivos y actitudes, por miedo a una posible toma de
represalias, y ser así a su vez objetos de su rabia. En contrapartida, el
comportamiento hostil del niño con relación al progenitor alienado también
puede hacerse extensivo a los familiares y amigos de éste. En general, el
mensaje dirigido a los hijos es el de que el progenitor alienado no pertenece a
la familia, está relegado a una situación deplorable y es desagradable ir a
verle. El objetivo del progenitor alienador es excluir al progenitor alienado de
la vida de los hijos, colocándose erróneamente como protector de estos, y
violando el principio de que cada progenitor debe contribuir positivamente para
el desarrollo de la relación.
Denigrar la imagen moral del progenitor alienado ante los hijos es una forma de
abuso psicológico -sutil, subjetivo y difícil de medir objetivamente-, pero
que podrá traer serias consecuencias psicológicas y provocar problemas psiquiátricos
para el resto de la vida. Por otra parte, la principal acusación formulada
contra el progenitor alienado es la de abuso sexual, especialmente si los hijos
son menores y fácilmente manipulables. Las acusaciones de otras formas de abuso
(las que dejan marcas, como la física) son menos frecuentes.
El progenitor alienador cuenta al hijo, con todo lujo de detalles, sus
sentimientos negativos y las malas experiencias vividas con el progenitor
alienado, y el hijo absorbe esa negatividad del progenitor, sintiéndose en el
"deber" de protegerlo. Con ello establece un pacto de lealtad con el
progenitor alienador, en función de la dependencia emocional y material,
demostrando incluso temor a desagradarle u oponerse a él. Si el hijo desobedece
a esa directiva, especialmente expresando aprobación al progenitor ausente,
puede sufrir amenazas por parte del progenitor alienador de abandonarlo o de
enviarlo a vivir con el progenitor alienado. El hijo es en este caso obligado a
tener que elegir entre sus progenitores, lo que está en total oposición al
desarrollo armonioso de su bienestar emocional.
Para sobrevivir, el hijo aprende a manipular, tornándose prematuramente listo
para descifrar el ambiente emocional, para hablar apenas una parte de la verdad,
y finalmente para enredarse en mentiras, discursos y comportamientos
repetitivos, y expresar falsas emociones.
Se debe iniciar un tratamiento psicológico intensivo, capaz de neutralizar los
efectos del síndrome de Alienación Parental. Por lo general, el trabajo debe
ser realizado por un profesional que conozca profundamente el síndrome, sus orígenes
y consecuencias y la manera de combatirlo, e intervenir lo más rápidamente
posible para que sus efectos no se vuelvan irreversibles. Es posible recurrir a
la mediación familiar, si el psicólogo constata a través de una evaluación
individual, que ninguno de los progenitores representa peligro para los hijos.
No obstante, si hubiera algún riesgo, o si cualquiera de los progenitores
(especialmente el alienador) ofreciera alguna resistencia, se deben adoptar
medidas más severas (multas, amenaza de pérdida de custodia o encarcelamiento)
y recurrir al sistema judicial.
(Extraído del libro de la autora: "Psicología Jurídica no Processo Civil
Brasileiro", editado en agosto/2003, por la editorial "Casa do Psicólogo
Editora".
Denise Maria Perissini da Silva es psicóloga clínica y asistente técnica jurídica
en procesos en las varas de Familia y en las varas de Infancia de Sao Paulo; da
cursos y conferencias sobre Psicología Jurídica Civil; Autora del libro sobre
el tema, editado en agosto/2003, por Casa do Psicólogo Editora.
APADESHI