Asociación de Padres Alejados de sus hijos
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La adaptación
de la Familia después de la obstrucción de vínculo con los Hijos
Campaña
de APADESHI en prevención
a los conflictos familiares
Durante
este periodo de restitución
vincular con los Hijos, se dan dos procesos: la
adaptación
del
niño
o adolescente a la vida que llevaba antes de la
obstrucción
de vinculo y
los cambios que debe realizar la familia víctima de la obstrucción
a los efectos de separar las angustias y rencores inherentes al impedimento
vincular.
El menor obstruido tuvo que adaptarse a condiciones de vida impuestas por el
Progenitor obstructor durante su impedimento, perdió la historia de ese
transcurrir, con la familia obstruida y convivio con personas que aceptaban,
alentaban y /o facilitaban la situación
de
negación
de vinculo, con factible
inculcación
maliciosa en contra del Progenitor obstruido y la
justificación
de las actitudes
asumidas con el objetivo de producir alejamiento.
A pesar de representar para quienes son obstruidos, un símil secuestro, los
hijos nunca lo sentirán
como tal, para ellos el estar con su Mamá o Papá conviviente, y realizar las
actividades normales, excepto al vínculo con el otro Progenitor y familia, les
resulta de habitualidad.
La
familia no conviviente que fue afectada, tiene que reintegrar al niño
a su vida cotidiana; familiarizarlo con los cambios ocurridos y ayudarlo a
recuperar confianza y afectividad y al mismo tiempo brindarle seguridades de que
no va a volver a ocurrir el alejamiento. Algo difícil de lograr sin la
decisión
terminante del Juzgado de no volver a permitirlo.
Es en esta instancia en donde debe aumentar el compromiso de los miembros en
cuidar la integridad psicológica
de los
niños,
en tanto que la familia se convierte en el
único
medio seguro y confiable, permitiéndole
la
comparación
entre lo inculcado para destruir la imagen de este sector familiar y la
realidad.
Si en el reencuentro el menor encuentra que lo escuchado por el obstructor es
verídico, o parcialmente cierto, asumirá que ese lugar al que se reintegra
parcial o totalmente, le significa
una contrariedad y si esa Familia no asume sus errores, erróneamente
inculpara al Guardador, devenido en obstructor, como un enemigo que prosigue sus
acciones desvinculantes, cuando dichas acciones cesaron y el mantenimiento de la
distancia afectiva es marcada por
una falta de reacomodamiento en las relaciones familiares..
La Familia que sobrelleva la experiencia obstructiva, en su deseo de brindar al
niño
el mayor de los afectos y cuidados, establece una tendencia a generar una
relación
de
sobreprotección,
a tal punto que subordina la toma de
decisión
de parte del Progenitor afectado,
asumiéndose
los abuelos o
Tíos
como los comprometidos de llevar adelante las acciones de
búsqueda
o mantenimiento del vínculo, tanto Judicial como personalmente. Esta ayuda
afecta la
observación
del
niño,
que necesita por parte del Progenitor no conviviente, asumir una figura de
autoridad, que usualmente es deteriorada durante la etapa de alejamiento
Los
menores obstruidos describen esta vivencia de pos obstrucción
como un proceso cargado de presiones, en el cual, por ejemplo, tienen que
guardar obediencia y
alineación
con el Progenitor que ha sido obstructor, con quien deben regresar
después
del
Régimen
de visitas y en donde no pueden dar muestra de su
interés
y
alegría
de reencontrarse con su Familia obstruida, en donde deben acostumbrarse al
seguimiento por medio de llamadas
telefónicas
de control , excepcionalmente permitidas por parte del Juzgado, en las cuales
sus diálogos son cortantes,
mostrándose
aburrido, malhumorado y a disgusto, y al cesar la
comunicación
volver al estado de buena
comunicación,
participación
y
alegría.
Al volver al hogar del Progenitor conviviente, deben asumir un estado desganado
y ocultar los momentos placenteros durante el cual compartieron con ese grupo
familiar al cual durante cierto tiempo se le había
negado y de esta forma evitar mayores presiones, respondiendo a las necesidades
psicológicas
del obstructor, que necesita sentir que el hijo fue por obligación
y que regresa hastiado del reencuentro y con poca voluntad de reiterarlo.
El progenitor obstructor le da una enorme importancia que el hijo rechace al
otro Padre y familia, y es tomado como una reivindicación
a su actitud de impedimento de contacto, incorporándose
la necesidad de reiterarlo bajo una posición
de resguardo de la integridad psicofísica
del niño
expresada por esta personalidad taciturna y disconforme que observa, asumiendo
la actitud del menor como una realidad y certeza de haber actuado correctamente
en la negación,
sin percibir que puede ser una defensa del niño
ante las expectativas y presiones que recibe al regreso a la casa.
De
esta forma quien fuera obstructor, razona que permite el vínculo en obligación
a una actitud errada del Juzgado, en contra de la voluntad del niño
y que por protección
al mismo debe buscar las formas de cesar con este vínculo restablecido y dañino.
Sin saberlo el menor con su
autodefensa a las presiones, produce el inicio de su posible futura nueva
obstrucción.
En general, a las familias que han sido obstruidas ilegalmente, no les cuesta
trabajo apoyar a estos niños
en este proceso de reinsertarse. En contraste, sí es más
difícil
la aceptación
por parte del grupo familiar obstructor, en aspectos tales como la explicación
a los allegados y a quienes le presentaron al otro como una persona peligrosa en
donde su negación
al vínculo estaba justificada y respaldada por la Justicia. Las relaciones entre
los miembros, y la
decisiones con respecto a la forma como van a seguir la vida después
de la obstrucción
y los mecanismo que seguirán
utilizando si se ven expuestos a una resolución
judicial de cumplimiento a la cual no puede seguir desoyendo, se transforma en
un circuito de búsqueda de los mas ínfimos detalles de cuales asirse para
presentar ante la Justicia para alcanzar la suspensión
del Régimen
de visitas.
La familia obstruida y el menor alejado,
vivieron experiencias paralelas pero distintas, en el reencuentro
descubren que es necesario conocerse de nuevo y recrear formas de vínculo que
han sido dañadas,
conservar los juguetes, libros, ropa , de la anterior etapa ayuda a los hijos a
reinsertarse y ser ellos quienes decidan sobre sus artículos personales, encontrándose
que les fueron respetados a pesar de su ausencia y que puede disponer de ellos,
conservarlos , regalarlos o arrojarlos a la basura. Esto les da un sentido
decisión,
que los ayuda a reconocer los afectos que quedaron vigentes y no sujetos a
decisiones ajenas.
La separación
vivida durante el periodo de obstrucción
durante meses o años,
interrumpe las relaciones que había
entre ellos, pues cada uno realiza procesos
diferentes y experimenta cambios de
acuerdo con su vivencia. Para la Familia obstruida fue un Secuestro y así
lo trasmite a sus allegados y ante la Justicia que no lo observa de esta manera
y para los niños
no es Secuestro y lo mejor es explicarles desde decisiones equivocadas
asumidas por sus mayores en la cuales ellos quedaron en el medio y que son
amados y se los extraña,
explicaciones legales son ajenas a ellos y los confunde.
La familia obstruida en el reencuentro con el niño,
enfrenta la necesidad de rehacer la forma de comunicación
entre ellos y delante del menor, que en la ausencia pasaba por comentar las
acciones Judiciales, los intentos fallidos de Justicia, las angustias y
decepciones, en donde los apelativos insultantes hacia el obstructor y el daño
que ocasionaba, era rutina. En este
marco referencial, se torna en urgencia aprender a convivir de nuevo y de
establecer nuevas pautas de relación
y comunicación,
en donde se debe evitar los comentarios habituales de dolor, furia e impotencia
, referidos a la ausencia, pues resultan nocivos para ese vínculo que debe
reformularse sobre bases afectivas y de contención.
Este periodo inicial es como volverse a conocerse,
a encontrar en nuevos espacios de madurez, pues el tiempo transcurrió, de
buscar intercambios de experiencias, de crecimiento, y de muchos silencios
necesarios de todo lo que paso durante el tiempo de obstrucción,
pues el menor debe regresar al hogar del obstructor, en donde volverá usualmente
a recibir toda la carga de resentimientos, en donde será interrogado sobre lo
que hizo, a donde fue, que escucho, que le dijeron, y que
para su tranquilidad deberá expresar “ no me sentí a gusto” y el
Progenitor que debió liberarlo, sentirá el alivio aunque no sea verdad dichas
declamaciones, y el obstructor en su razonamiento sentirá que sigue perpetuándose
el alejamiento, que de físico
mutó a una obstrucción
afectiva, y de esta forma apreciara que cumple con el cese obstructivo y que el
camino a lograr el Alejamiento, es a través
de influenciar ese rechazo emocional, siendo una de las peores etapas a
vivenciar por los niños
y en donde más desprotegidos jurídicamente
se encuentran.
Este comenzar a rehacer el vínculo, puede generar conflictos; en algunos casos
el menor obstruido no quiere volver
a asumir el rol impuesto de
rechazo, trasmite su agrado por las visitas y sus afectos hacia el otro grupo
familiar, pero la familia obstructora teme que esto sea un indicio de perderlo
y, por lo tanto, presiona firmemente para que produzca un rechazo, que entregue
señales
inequívocas
de disconformidad con la revinculación,
que a continuación
de lugar a desarrollar una estrategia desvinculante, mediante la
producción
de denuncias judiciales, tendiente a que sea el tribunales quien produzca el
alejamiento.
Los nuevos intentos de obstrucción
suelen ser violentos, de provocación,
mas judicializados y tendientes a no volver a coexistir con la experiencia de
aceptar una resolución
que obligue a respetar los vínculos
de sus hijos con la familia no conviviente.
Es importante explorar la tensión
reinante y la peligrosidad en la que se encuentra la Familia obstruida en el
desarrollo de las visitas y que la autoridad Judicial supervise más la actividad
del que fuera obstructor, que la
reinserción
vincular con el progenitor obstruido y la familia extensa, que en un marco de no
beligerancia se establecerá normalmente.
En
donde se vea la dificultad de vinculo como una necesidad de limitar la vinculación
se estará propiciando a la manipulación
del obstructor y el volver a las etapas expulsivas, judicializando aún
más el conflicto familiar y depositando al niño en el centro de la contienda,
sin medios para defenderse,
Otra parte fundamental de este proceso de reinserción vincular es la toma de
decisiones por parte de los Juzgados. Si ante una actitud renuente a cumplir el
Régimen
de visitas, reiterativa en la obstrucción,
desobediente a las resoluciones Judiciales, provocadora de enfrentamientos y de
denuncias sin pruebas y no produce
un cambio de Tenencia, es mantener el ambiente obstructivo intacto, la
perpetuación
de la violencia, en donde el germen obstructor continuaron mutando en búsqueda
de nuevas modalidades obstructivas.
Los efectos de la obstrucción
de vinculo en el sistema familiar y en la forma de vida de sus miembros,
necesariamente plantean la necesidad de tomar providencias acerca de lo que se
hará en el futuro, prever las contingencias derivadas a la orden compulsiva de
cumplimiento y no asumida, ni aceptada por el Progenitor obstructor, que solo
queda a la espera de nuevos intentos de ejecución
de impedimento de contacto.
Es ilusorio pensar que luego de largos periodos obstructivos, denuncias
Judiciales de por medio en búsqueda del alejamiento, y la negación
obsesiva a permitir el vínculo, se pueda vehiculizar el respeto a una resolución
Judicial de cumplimiento efectivo del Régimen
de visitas. La actitud negacionista está incorporada,
y mientras se mantenga intacta la estructura expulsiva, es un llamado a
mayores conflictos.
El menor debe ser resguardado de posibles nuevas experiencias obstructivas,
cuando queda expuesto que el Guardador del niño,
no cumple con el compromiso de respeto al derecho vincular,
Generalmente el niño
o adolescente entra en la duda de permanecer alineado con el Progenitor que lo
obstruye y la posibilidad de continuar el vínculo, viendo al otro Progenitor en
condiciones de presión
para que no asista a las visitas, lo que lo condiciona a evaluar al rechazo, en
salvaguarda de su integridad, pues es escaso el tiempo de vinculo en relación
con el que debe permanecer con el Progenitor obstructor.
Al niño le inspira una mayor sensación
de seguridad el
estar con el progenitor con el que comparte más tiempo, en donde tiene la
certeza que la mayor fuerza la tiene el obstructor, al cual le debe obediencia
incluido en la aceptación
de negar al otro.
Para el menor tomar la decisión
de irse a vivir con el Progenitor
con quien fue obstruido, implica un cambio grande y enfrentarse a una figura de
autoridad , que lo condiciono durante largo tiempo y por esta razón es
imprescindible por parte de la Justicia observar el “ interés
superior del menor”, por encima de intereses o costumbrismo, que aleja a los
menores inmersos en la obstrucción
vincular de una real protección
Muchas veces la angustia de salir de un lugar que se ha vuelto inseguro y
amenazante conduce a optar por no salir y quedar atrapado en los caprichos
del obstructor, aunque sus verdaderos deseos este representado por salir de ese
entorno alienante y disfrutar de
una vida familiar como cualquier otro chico.
Es importante para la familia que recibe a los menores luego de una obstrucción
de vinculo, se prepare para los cambios, con expectativas realistas sobre las
dificultades a enfrentar para sostenerlo, si el Juzgado no produjo sanciones
contundentes que desaliente nuevos incumplimiento al régimen
de visitas o reiteración
de obstrucción
total.
Hay que tener en cuenta que el hecho de abandonar transitoriamente el lugar que
los mantuvo obstruidos, no significa dejar la dependencia
emocional por parte del obstructor y los sentimientos negativos que este
generó en contra de ellos.
El hecho de recomenzar el Régimen
de visitas no garantiza su
continuidad, ni el cese de la angustia, el temor y la permanencia de la
impunidad.
Los niños
no pueden normalmente estimar lo que sucedió o sucede a su alrededor, de donde
surgieron las controversias que los termino convirtiendo en el instrumento para
dañar
al otro Padre, probablemente carguen con sentimientos contradictorios, de
sentirse culpables de las discusiones de sus mayores, si llegan a vislumbrar que
fueron utilizados como un medio y lejos de ser un Fin, quedando transformados en
un arma letal, que es esgrimida sin conciencia y destruida en la acción
de herir al Progenitor obstruido.
.Se
logró superar la obstrucción
de vinculo ?
Las familias consideran que han superado la obstrucción
vincular cuando han podido cumplir
en forma continuada y sin alteraciones los Regímenes de visitas y asimilarlo
como una experiencia negativa más
en la vida y que elaborado el hoy, se recordara con un sentir de tristeza y /o
angustia el resto de sus días. Aún
recuperada la sensación
de seguridad jurídica de cumplimiento al Régimen, sienten temor a volver a
enfrentar una situación
semejante si se vuelve a presentar, y no poder hacerle frente Jurídica, económica
y emocionalmente.
Estas familias obstruidas del vínculo con sus niños,
han sido capaces de resistir esta experiencia frustrante al tomarla como un
objetivo en común
de lograr revincularse, es algo que
les aportó el sentido de unión,
pero al mismo tiempo la inevitable presencia de los reproches que condicionaran
la relación
familiar, en donde le reafirmaran al Progenitor no conviviente sobre su mala
elección
de pareja y las perdidas económicos
que tuvo el núcleo
familiar, al ayudar a los costos legales y los daños
psicológicos
que se ocasiono, en donde los Abuelos, debieron hacerle frente en una etapa de
la vida de disfrute de sus nietos, en que fueron expuestos a la violencia y a
los reclamos judiciales.
En contraste, las familias que sienten que no han superado la obstrucción
de vinculo, porque restaurado el régimen,
se vuelve a incumplir o son sometidos a denuncias falsas
tendiente a producir un alejamiento por orden Judicial, conservan el temor como
forma de concebir su existencia, sabiendo que estarán
atrapados en el conflicto vincular legal,
sin conocer la extensión
de tiempo y enfrentado mayores costos económicos debido al uso de Denuncias
Penales, como estrategia desvinculante , que a pesar de la falta de presentación
de pruebas en contra, el procedimiento evaluativo los alejara de los niños.
Estas Familias desconfían
constantemente del entorno y encuentran amenazas en todas partes. Los abogados
no llegaran a conformarlos, al no conseguir el control de los desbordes del
Progenitor obstructor.
Al recordar la obstrucción
anterior les produce dolor y certeza que la actual obstrucción
recargada de acciones judiciales será más difícil de enfrentar y de mantener la
cohesión
familiar, y es allá en donde los componentes de este núcleo
afectado empiezan a retirar el apoyo ante el riesgo de verse perturbados por una
denuncia desvinculante.
Es una herida que no llego a cicatrizar y un nuevo golpe revive el dolor que
produjo anteriormente. La vida y la lucha han perdido el sentido que tenía antes
y es difícil
encontrar perspectivas acerca de la forma de cómo puede unirse para ayudar al
progenitor nuevamente obstruido
La obstrucción
de vínculo con los hijos es una experiencia que deja huella a pesar de haberlo
superado. Ninguna familia puede olvidar lo ocurrido, es una marca de por vida.
Los que han podido superar estas heridas, lo consiguieron cuando reciben
judicialmente mensajes claros que no se permitirá
nuevas obstrucciones;
Quienes no han podido recuperar el vinculo con los hijos, quedan con un temor y
suspicacia, que al tener nueva pareja, otros hijos, sentirán
la herida abierta y el dolor, que suma a la susceptibilidad hacia estas nuevas
parejas y la posibilidad que se conviertan en nuevos obstructores
y en muchos casos, quedan atrapados en la posición
de víctimas,
condicionando cualquier nueva relación
y/o anestesiando cualquier expresión
de afecto.
Algunos buscan y necesitan una retribución
o una compensación,
en lo legal y económico,
que les justifique el hecho de haber sido victimizados y maltratados; otros
asumen con una nueva pareja una posición
de protagonismo buscando una atención
constante que parece nunca llenar el vacío
que ha dejado la incapacidad
o
imposibilidad de recobrar el vínculo con los hijos, con la sensación
de vulnerabilidad que ocasiona el alejamiento de quienes no serían obstructores
y que no quieren asumir culpas ajenas y desconfianzas, sin ser merecedores de
las mismas.
Es
primordial recordar que no se puede desandar el tiempo y lo acaecido hay que
asumirlo como algo que pasó, intentando reparar los daños, sin que por ello
pasar de victima a victimario, dentro del intento de una nueva familia,
convirtiéndose en víctimas
o victimarios perpetuos, en donde
sistemáticamente se vuelve a repetir la utilización de los hijos para manipular
al otro.
Efectos Familiares
-
Consecuencias Familiares Antes y Después
de la Obstrucción
de vinculo
El
Primer Año
después
de la revinculación
Inmediatamente después
de la restauración
del vínculo pueden aparecer temores y recuerdos constantes de lo sucedido, que
tienden a ir desapareciendo a medida que se retoma la vida normal. Si se
mantiene el cumplimiento, los primeros meses de certeza, son de calma y
felicidad y pareciera como que la obstrucción
de vínculo hubiera quedado en el pasado. Sin embargo, al avanzar en el tiempo y
aun existiendo el acatamiento, aparecen nuevos temores ante la imposibilidad de
ejercer plenamente la supervisión
de los hijos, participar de decisiones sobre el colegio, la atención
médica, las salidas, los amigos, en donde las ansiedades familiares se
exacerban, pues al sentir que ya paso la etapa obstructiva, sienten la necesidad
de ayudar y proteger a los niños,
ante lo que entiende, un mal cuidado de ellos, por parte de quien ha producido
la obstrucción
y demostrado negligencia afectiva hacia esos hijos,
haciendo de este un periodo crítico en el proceso de readaptación
familiar posterior a la
obstrucción
vincular.
En algunos casos esta crisis tiende a ceder pero en la mayoría se mantiene y
aparecen nuevamente las peticiones judiciales a la espera de una respuesta
positiva a los pedidos, debido que consideran que quedó demostrado la falta de
idoneidad para ejercer correctamente la Tenencia. Al observar la falta de
compromiso del Tribunal y de reconocimiento a ese mal ejercicio, se generan
nuevos temores y animosidad en el núcleo
familiar en donde algunos desean insistir
judicialmente y
otros desean alejarse lo más posible de lo que perciben como la Injusticia de la
Justicia,
haciendo necesaria la búsqueda
de una ayuda psicológica
que permita procesar convenientemente lo sucedido, y permita observar la
realidad y sus posibilidades más allá de la permanencia en lo Jurídico.
Las Consecuencias Sutiles
Un fenómeno
extremo como la obstrucción
de vínculo con los hijos, conduce a las personas a dirigir su mirada hacia lo
que creen y valoran y, en ocasiones, redefinirlas de acuerdo a sus verdaderas
posibilidades, que es diferente a aceptar las conductas sociales y jurídicas
erróneas
, sino a no embarcarse en imposibles en la inmediatez.
Sufrir la ausencia de una persona amada, pensar en la posibilidad que esté en
riesgo y no tener la oportunidad de ayudarlo es vivido como un morir y resucitar
de acuerdo a las respuestas judiciales, que mueve a la familia a un fin común
a pesar de la existencia de conflicto entre sus miembros, sobredimensionado los
afectos negados y los riesgos que corren los menores involucrados.
Todo el núcleo
familiar queda atrapado en la gestión
Jurídica
y como un rompecabezas, cada uno de sus componentes, quedan alcanzados emocional
y económicamente,
desatendiendo sus fuentes de ingresos.
Llegada esta situación
en dependencia al conflicto, deben replantearse metas, distintas a las
que representan el recobrar el vínculo, que a ese momento parecerían
fundamentales, irremplazables e impostergables.
Para poder hacer frente al tiempo de imposibilidad vincular y a todos sus
imponderables, se precia ineludible, dedicar la mayor parte del tiempo a
trabajar y a producir económicamente, otorgar una mayor dedicación
al resto de la Familia, que comienza a sentirse relegada por el problema de uno
de sus componentes a quien se dedica toda la atención.
La obstrucción
de vinculo confronta con un entorno inseguro, amenazante, y provocador, el
riesgo de cada intento de visita y su correlato de violencia inhibe a proseguir,
a riesgo de convertirse en un auto negarse a concurrir a retirar a los hijos,
ante la inminencia de ser agredido o denunciado
por el solo hecho de querer cumplir con el derecho de visitas.
Advertir que un Progenitor es capaz de privar a un hijo del otro Padre o
Abuelos, produce una sensación
de indiferencia por parte que quien no lo sufre en forma personal, que no se
condice con lo que cualquier persona siente ante un hecho de Secuestro
Extorsivo, de privación
ilegal de la libertad,
por lo que es observable que terceros consideren algo normal la obstrucción
de vinculo, cuando es un delito Penal, y emparentado con la acción
de tortura psicológica.
Descubrirse desprotegido por un Estado que no asume su rol de contralor de los
derechos individuales y la protección
de los niños, aún dentro del seno de una familia aunque sus Padres están
separados, a sabiendas que el fenómeno
del impedimento de contacto de los hijos y su falta de respuesta Judicial,
decepciona y reduce la confianza frente a las Instituciones y a la administración
de Justicia;
La familia damnificada termina encerrándose
en un círculo
limitado de familiares y amigos cercanos, al sentirse decepcionada por la
intervención
del Estado en su tres Poderes, Judicial, Legislativo, Ejecutivo.
La falta de confianza en los demás, en las Instituciones y en las Organizaciones
no gubernamentales que se ven limitadas en su accionar, tanto por la falta de
aplicación
de la Leyes, como por su falta de medios económicos
y estructurales, para poder
enfrentarse a una de los problemáticas
Sociales de mayor alcance y duración,
como son las separaciones conflictivas con hijos menores. La percepción
que nadie les puede dar respuesta, trae consigo la sensación
de estar confinados en la injusticia, con un fuerte componente discriminatorio y
de Fanatismo, que avala y alienta la obstrucción
vincular de los hijos.
La llegada de los hijos obstruidos a la familia, luego de la experiencia de un
impedimento vincular, para quienes la han sufrido, ya no se avista como
una alegría,
pues la amputación
afectiva de los hijos negados, está siempre presente, aun con su restitución,
pues es incierta y no tiene cierre de conflicto.
La Obstrucción
de vínculo con los hijos, asimismo desvirtúa
las creencias más íntimas de los seres humanos, que les permiten conectarse con
el entorno y con los demás,
en una acción
solidaria.
La posibilidad de fijar objetivos comunes en una pareja se ve lesionado por las
certezas de la falta de protección
Jurídica,
fijando el proyecto de familia en el Presente, no pudiendo conjeturar como será
en el futuro, ante el temor de la repetición
y la falta de confianza, tanto en los demás,
como en las propias capacidades de hacer frente a nuevas obstrucciones de
vínculo con los hijos y las respuestas anímicas que pueden entregar.
Para quienes consideraban que nunca serán
víctimas
de esta problemática
Social, esta confrontación
es caótica; genera la sensación
de haber perdido un terreno firme sobre el cual caminar y mantenerse.
Por el contrario, para quienes veían
el mundo y a sí mismos en términos
económicos
y de apoderamiento, más flexibles a la utilización
de medios ilícitos,
les confiere la certeza que la decisión
de eliminación
del otro Progenitor está a su alcance sin mayores oposiciones
y se cobijan en la impunidad.
CUANDO ES RECOMENDABLE UNA AYUDA PSICOLOGICA
Cuando la familia queda atrapada en círculos repetitivos de conflictos.
Cuando no se logra comprender ni resolver, con repetición
de historias obstructivas.
Cuando el enfrentar las cuestiones legales o la presencia en intentos de visitas
produce un estado de negación
de actuar, inhibiendo sus acciones.
Cuando no se puede hablar sobre la obstrucción
sin caer en un estado de angustia y depresión.
Cuando el
único
tema de conversación,
es la obstrucción
de vinculo.
PARA
REFLEXIONAR
La realidad nos entrega la profusión
de Separaciones o Divorcios con hijos menores e
impedimentos de contacto con el Progenitor no conviviente, dejado de ser un
evento aislado que afecta sólo
unos pocos. Un
fenómeno
impensado a mediado del siglo XX. La presencia constante de este delito de
Impedimento de contacto,
cada vez más extendido y por desgracia, al que pareciera que nos estamos
acostumbrando, tiene efectos más allá de las víctimas directas, Progenitores no
convivientes y familiares. Podría
hablarse de un Problema Social, que afecta a toda la trama de la Sociedad y
condiciona el desarrollo de un País, porque se está transformando en un sector
mayoritario con una
estadía
Judicial de muchos
años,
con un drenaje económico
incesante y con falta de control sobre los hijos que crecen bajo pautas
violentas y de falta de
respeto a la
autoridad y con un mensaje que fomenta el incumplimiento de obligaciones y
respeto a las leyes. Al mismo tiempo las víctimas se ven en un trauma
permanente, que afecta la interrelación
con los demás y el desarrollo de sus capacidades.
Ante esta situación
de resquebrajamiento Familiar y Social nos preguntamos
-
Será que nos hemos vuelto indiferentes o simplemente que nos hemos anestesiado
emocionalmente y pensamos que a solo a otros les puede pasar vivir la
experiencia de la violencia de una obstrucción
de vínculo con los hijos?
- Nos estarán
ofreciendo el
alejamiento del control judicial
como medio de dirimir la exposición
ante el delito, entregando a la
acción
de los violentos los afectos de familia y a la
perpetuación
de los delitos dentro de ella?
- Ante la magnitud del problema habremos dejado de pensar en alternativas de
solución,
dejando en manos del más fuerte
y de quien más desobedece las resoluciones Judiciales el futuro de los Hijos?
-
Estaremos esperando que esos hijos, sean victimarios e ingresen a los Tribunales
como futuros delincuente?
Los
efectos de la Obstrucción
de Vinculo con los hijos son devastadores, incluido para quienes lo perpetran y
deben mantenerse en ese rol, por lo tanto van más allá de quienes lo sufren. Es
el deterioro paulatino de una sociedad encerrada por el descreimiento en la
Justicia y restringida en su capacidad afectiva, dedicando toda su fuerza y
energía
en discusiones legales, cuando una preventiva y efectiva
intervención
Judicial cercenarían de entrada, cualquier intento de
manipulación
de los hijos para perpetrar el impedimento de contacto.
Autor: José
María Bouza
-
Co autor
del Libro (SAP)
SINDROME
DE ALIENACION PARENTAL
Proceso
de obstrucción
del vínculo
entre los hijos y uno de sus progenitores
, Co
-
autor del Libro Restitución
internacional de Menores
-
Aspectos Civiles y Penales - , Autor de la Obra de Teatro
Atrapados
en la Justicia, Fundador y Presidente de APADESHI
Asoc.
De Padres Alejados de sus hijos
�
Argentina
APADESHI
Asociación de Padres Alejados de sus Hijos - Argentina
Papás, Mamás, Abuelas /os,
Tías, os, Nuevas parejas e hijos recuperados, en defensa del vínculo con ambos
Progenitores