Uno de los casos más dramáticos que se han documentado en España tiene por protagonista a un padre gallego, divorciado, y como víctimas a sus tres hijos, que han desarrollado un rechazo que les impide mantener con él contacto físico o verbal, entrar en su casa, comer su comida o compartir la misma mesa. «En la determinación de las razones por las que los niños llegan a esa drástica decisión se encuentra, sin duda, la obra de un adulto que no puede ser otro que su madre, a la que veneran», reza la sentencia de divorcio, en la que la juez hace hincapié en que los niños mienten para perjudicar a su padre.
«El síndrome de alienación parental es el caso más extremo, cuando la presión psicológica es tan severa que los niños prefieren alinearse con uno de sus progenitores y rechazar al otro por una cuestión de supervivencia», explica José Manuel Aguilar Cuenca, psicólogo y referencia sobre esta materia en España. «Estamos hablando de una situación impuesta sin causa justificable -añade-. No existe el síndrome si el progenitor rechazado es un maltratador, un borracho... si hay razones objetivas para ello».
Según este especialista, autor de libros como El síndrome de alienación parental y Con mamá y con papá , los hijos son manipulados en un tercio de las separaciones contenciosas, lo cual supone casi 18.000 de las ocurridas en España en el 2007 y afecta a más de 25.000 niños al año. Los casos, según él, van en aumento, especialmente desde la reforma de la ley del 2005, que ha hecho que muchos divorcios amistosos acaben en contenciosos.
Recientemente, jueces, abogados, psicólogos, médicos y educadores crearon la Asociación Española Multidisciplinar de Investigación sobre Interferencias Parentales, cuyo objetivo es mejorar la protección de los menores en los procesos de separación.
Pero existen también voces discrepantes y colectivos que se han posicionado en contra del reconocimiento de este síndrome y de su uso como prueba en los juicios. Uno de ellos es la Federación de Mujeres Progresistas. «Hay que tener cuidado con este mal llamado síndrome que no tiene base científica», explica su presidenta, Yolanda Besteiro, que alerta del peligro de que en los casos de violencia doméstica esto pueda servir como argumento a un maltratador para separar a los niños de la madre.
Aguilar Cuenca argumenta que, «aunque solo el 3% de las custodias son para los padres, el 20% de los afectados por el síndrome de alienación son madres que tienen la custodia. La mala leche no tiene sexo».
Carlos Gayoso, psicólogo de la Asociación Galega de Pais e Nais Separados, asegura que para evitar estas situaciones «lo importante sería que hubiera una mediación desde el principio y una custodia compartida».